Manel

(Crónica de una Muerte Anunciada)

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Nota previa: Los nombres de terceras personas han sido cambiadas con el fin de no involucrarlos en una historia totalmente personal mía.


Conocí a Manel en 1992, en el Monasterio del la Milagrosa. (En aquel entonces yo tenía 54 años). Se celebraban los 25 años de sacerdocio del Padre Juan, -monje benedictino-. Al acto asistimos tal vez, más de cien personas. Allí se encontraban familiares, compañeros, amigos, sacerdotes, monjas, personalidades del mundo del arte y la política, bastante burguesía, y yo. En medio de ese "tutum revolutum", se hallaba un joven de 17 años, Manel. Destacaba entre todos, por dos cosas: su hermosa juventud, y sus pantalones de pana hortera carmesí. Comía casi con desespero, eligiendo todo tipo de bandejas que se encontraban a lo largo de un enorme y surtido buffet. Tenía aspecto desvalido, como perro perdido sin collar. Su mirada reflejaba una gran tristeza, y sus ojos irradiaban una enorme sensibilidad y bondad.

Por mi experiencia como voluntario de prisiones, me percaté sin gran esfuerzo, que aquel muchacho debía corresponder a un colectivo marginal. Uno de tantos jóvenes desarraigados que la vida ha arrinconado y que el padre Juan con todo su amor y misericordia, ayudaba en lo que podía.

Me acerqué a él. Intercambiamos unas breves palabras. En su mirada creí interpretar -¿proyección?- que me decía: ¡Adópteme!. Me quedé impactado. No supe cómo reaccionar. Y no reaccioné. No obstante no le perdí de vista durante toda la fiesta. Abrigaba la esperanza de poder llevarle en mi coche a donde quiera que viviese y en el camino pudiera, tal vez, desvelar la incógnita de su situación social, y la razón de su mirada y tristeza. No ocurrió lo que mi fantasía forjaba, ya que Manel regresó con un matrimonio de cierta edad, y yo regresé con una encantadora monja.

Al día siguiente, me puse en contacto con el padre Juan y le pregunté por el muchacho de los pantalones hortera carmesí. No sólo confirmó mi supuesto, sino que me narró con gran detalle la desafortunada vida de Manel. Se podría resumir diciendo que, -como tantos-, había sido abandonado por el supuesto padre y rechazado por la madre. Se hallaba bajo la protección tutelar de una Institución de la Generalitat de Catalunya, en proceso de, según ellos, reinserción social. No se necesitaba el doctorado en sociología por la UAB, para detectar que había un vacío afectivo centrado especialmente en la figura paterna. Una biografía prácticamente común e instalada en tantos adolescentes marginales, confirmaba que su infancia transcurrió dentro de los parámetros más dramáticos: palizas, desamor, vejaciones de todo tipo, hambre, abandono, pobreza y un largo etcétera que más correspondería a una novela de Jean Genet.

Pasé varios días sin poder borrar de mi memoria aquella mirada. Insistí varias veces al padre Juan en mi firme propósito de hacerme cargo del joven. Voluntad que supo agradecer, pero obligado a responderme lo que "la norma dictaba", y ésta era, que el psicólogo de la Institución preconizaba que Manel no debía relacionarse con personas mayores, sino con chicas y chicos de su edad, (pura teoría de inexperto e incompetente). Yo persistía en mi convicción, que lo que él necesitaba y buscaba, era una persona de cierta edad que cumpliera las funciones de padre (por lo menos hasta su independencia afectiva). Pero yo no tenía ningún tipo de autoridad como para que mi opinión se tuviera en cuenta. Además, y esto creo fue el núcleo de la cuestión, ¡Cómo iba a permitir la Institución que una persona divorciada y soltera acogiese a un menor de edad! Evidentemente la estrechez mental de quienes se erigen en directores y guías de las vidas de estos adolescentes no les permite aceptar tales ideas. Como bien dice el Evangelio: "Aquellos que os maten, os matarán en nombre de Dios".

Después de mi entrevista con el monje, sentí una profunda tristeza. Me sentí aún más vacío e impotente ante el poder establecido. Abrigué la esperanza de volver a verle cuando tuviera 18 años y fuera libre de elegir su propio destino y con quien estar. Insistí en saber por su suerte. Un día me enteré que, -dado que él ya era mayor de edad-, la Institución "se deshizo" de Manel (como de tantos Manels) cuando cumplen los 18 años. La terapia sugerida por el supuestamente profesional de la psicología, no surgió en absoluto efecto. Por el contrario, en esos momentos se hallaba ejerciendo de "chapero", (prostitución masculina dirigida al mundo homosexual). Hacía "la carrera" en Las Ramblas de Barcelona. Nunca más se supo de él.

Ingenuamente circulé con mi coche por el área donde me dijeron frecuentaba. Dada mi condición física no me permitió otra alternativa que hacer la ronda en automóvil, en vez de ir a pié, (que probablemente hubiera sido mucho más eficaz). Fue inútil e infructuosa la búsqueda. Di el caso por perdido y pedí a Dios que el pobre chaval no enfermara de SIDA. Sin embargo, de vez en cuando, regresaba su mirada a mi mente.

Pasaron 6 años de todo lo anterior y el 23 de junio de 1998, subí de nuevo al Monasterio con el fin de charlar con mi viejo amigo. No habíamos intercambiado cuatro palabras, cuando me dijo: ¿Te acuerdas de aquel joven llamado Manel? Pues no tan sólo se prostituía, sino que cayó en la droga (era de esperar). No suficiente con ello, se metió en el "trapicheo" de ésta. Lo detuvieron, y fue a parar a una cárcel de Girona en donde una noche murió incinerado vivo en su "chabolo" (celda) por ajuste de cuentas con los funcionarios. Los periódicos, al dar la noticia de su fallecimiento, dejaron la duda de, si su muerte fue accidental, o bien intencionada. Mi intuición me impulsa a pensar lo segundo. (Ver el siguiente vínculo y buscar la palabra Girona, la cual conduce a su referencia -Manuel Borrell-). Torturas en Las Cárceles . (Una vez más fue un 11 de septiembre)

OTROS MUERTOS:  

NOMBRE

FECHA

CÁRCEL

     

ABDELKADER BACHIR

3 de enero 1997

El Acebuche (Almería)

JOSÉ CARLOS H.G.

12 de enero 1997

Alahurín Torre (Málaga)

D . P. R.

17 de enero 1997

Alahurín Torre (Málaga)

ANTONIO BONAINI

17 de enero 1997

Palma de Mallorca

JOSÉ ANT. RODRÍGUEZ

18 de enero 1997

Quatre Camins (Barna)

JOSÉ ARANZAMENDI

7 de febrero 1997

Alcalá-Meco (Madrid)

JOSEFA M. H.

17 de febrero 1997

Brians (Barcelona)

JOSÉ ANT. VERDEJO

21 de febrero 1997

Torrero (Zaragoza)

MANUEL BORRELL

11 de septiembre 1997

GIRONA

MOHAMED B.

11 de septiembre 1997

GIRONA

E. R. B.

11 de septiembre 1997

HERRERA LA MANCHA

A.D.S.

16 de septiembre 1997

VALENCIA II

ARIAS PELAYO

19 de septiembre 1997

ALCALA-MECO (Madrid)

JUAN F. B.

26 de septiembre 1997

CARABANCHEL (Madrid)

JOSÉ L. FRANCO LAGO

28 de septiembre 1997

VILLANUBLA (Valladolid)

RUPERTO MARTÍN

12 de octubre 1997

HERRERA LA MANCHA

SEGUNDO PASCUAL

3 de noviembre 1997

SORIA

Fuente: http://www.ecn.org/actortura/cgpj/cgpj.htm

Hay que destacar la cobardía de la prensa española en la referencia bien "apañada" de La Vanguardia 12 de septiembre 1997

http://hemeroteca.lavanguardia.es/preview/1997/09/12/pagina-23/34647312/pdf.html?search=recluso%20muero%20cárcel%20girona

Al enterarme, no supe qué decir. Mi corazón se desgarraba. Miles de imágenes volvieron a mi mente. Pensé, que tal vez, y con mi ayuda, se hubiera podido evitar lo ocurrido. (Quizás estaba pecando de ingenuo). Jamás nadie sabrá la respuesta. Pero lo que sí es cierto, fue mi dolor y sobre todo, el sentimiento de impotencia. Impotencia de enfrentarme a las Instituciones. Impotencia de no haber podido ejercer de San Jorge, y rescatarle de ese "dragón institucional". Impotencia al no poder callar a los necios que acusan y juzgan.

Se me humedecieron los ojos. De mi garganta salió un grito: ¡Fariseos! ¡Hipócritas! ¡Arribistas! Más deseáis que muera un joven, antes que ceder al sentido común, porque vosotros carecéis de él. Sois de pétrea moral y habéis hecho de Manel objeto de transacción de vuestro orgullo y testarudez. Alimentáis a tantos y tantos Manels como si fuesen pavos de Navidad, para más tarde poder sacrificarlos en el templo de no se sabe qué dios. Tal vez el dios de vuestra arrogancia. Creyéndoos poseedores de la verdad absoluta, sois necios e ignorantes. Y todo ello al servicio...¿de qué y de quién?

Mis sentimientos me traen a mi recuerdo algunos desordenados versos de Miguel Hernández.

Te los dedico a ti, Manel:


Yo quiero ser llorando el hortelano

de la tierra que ocupas y estercolas,

compañero del alma, tan temprano.

Alimentando lluvias, caracolas

y órganos mi dolor sin instrumentos,

a las desalentadas amapolas.

Daré tu corazón por alimento.

Tanto dolor se agrupa en mi costado,

que por doler, me duele hasta el aliento.

Un manotazo duro, un golpe helado,

un hachazo invisible y homicida,

un empujón brutal te ha derribado.

No hay extensión más grande que mi herida,

lloro mi desventura y sus conjuntos

y siento más tu muerte que mi vida.

Ando sobre rastrojos de difuntos,

sin calor de nadie y sin consuelo

voy de mi corazón a mis asuntos.

(...)

En mis manos levanto una tormenta

de piedras, rayos y hachas estridentes,

sedienta de catástrofes y hambrienta.

Quiero escarbar la tierra con los dientes,

quiero apartar la tierra parte a parte

a dentelladas secas y calientes.

Quiero minar la tierra hasta encontrarte

y besarte la noble calavera

y desamordazarte y regresarte.

(...)

Alegrarás la sombra de mis cejas

y tu sangre se irá a cada lado

disputando tu novia y las abejas.

Tu corazón, ya terciopelo ajado,

llama a un campo de almendras espumosas

mi avariciosa voz de enamorado.

A las aladas almas de las rosas

del almendro de nata te requiero

que tenemos que hablar de muchas cosas

compañero del alma, compañero.


LINKS:

ACTHOME (Asociación Contra la Tortura)

Torturas en Las Cárceles Españolas

Comité Europeo para la Prevención de la Tortura y de las Penas o Tratos Inhumanos o Degradantes (CPT)

Tortura y malos tratos en las prisiones españolas

El Centro de Documentación contra la Tortura denuncia muertes en cárceles españolas

Amnistia Internacional - Tortura Y Malos Tratos en España

Muerte en una cárcel para inmigrantes en España
 


Aclaración: No deseo transmitir con este relato brotado de mi corazón, el que sea norma habitual la tortura en las cárceles españolas. He sido voluntario de prisiones y puedo constatar haber hallado incondicionales profesionales colmados de una enorme humanidad. (Éste es un caso puntual).

 

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