Posiblemente usted se haya imaginado, que esta página estaba dedicada a Rocío Jurado. Pues se ha equivocado, pese a que también conozco a dicha señora. La diferencia, estriba en que nunca me casé con la Jurado, mientras que con Rocío San Martín, sí. Injusto sería pues, que en mi viaje por mi vida no apareciera la mujer que, en su momento fue mi esposa.

Hoy vivimos separados, dentro de una amigable y cordial relación. Y existe un respeto y admiración mutua, que probablemente sea lo más admirable de lo que quedó de aquel enlace.

Dulce, tierna, adorable, culta, inquieta por todo lo desconocido, nunca ha dejado de investigar en diferentes áreas, yendo desde la fotografía, hasta la medicina alternativa.

Éste es un pequeño reconocimiento, a esa mujer que tanta felicidad me dio.

Amante de la imagen en blanco y negro, no podía ser de otra forma su presentación.

Hasta siempre, Rocío. Sigue aprendiendo, y llenando de amor a quienes te rodean.