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LAS CAMPANAS DE MI TORRE
Las campanas de mi torre | |
-campanas de otro vertiente- | |
tiene voz de tiempo ido | |
y hacen vibrar cuando hienden | |
el aire de las montañas | |
con su imparable torrente. | |
No suena como sonaran | |
otras campanas. Difieren | |
de su sonido y sus notas. | |
Y un no sé qué las convierte | |
en diapasón de alegría | |
cuando hay que reír; y tienen | |
e | dejes de tenue tristeza |
en otras fechas. Mas siempre | |
con ese tono especial, | |
con esa luz diferente. | |
¡Mi torre de Santa Ana, | |
cómo hacia el cielo te yergues! | |
Quiero saber dónde esconden | |
el misterio de su duende | |
las fibras de tus campanas | |
cuando pregonan la muerte | |
tañendo lutos, y cuando | |
va recorriendo la frente | |
un abejeo de júbilo | |
que brota de tus vaivenes. | |
¡Mi torre de Santa Ana! | |
alcázar, almena, fuerte, | |
pilar de antañonas voces | |
que se esconden en los pliegues | |
de recuerdos juveniles | |
y en el alma permanecen. | |
Cuando tu canto derramas, | |
cuando tu fragua se enciende | |
un tenaz escalofrío | |
en mis columpios se mece. |
Carlos Acosta |
Tenerife |
Convento |