En cualquier rincón de un
teatro, |
Del público aprendí que lo que
me |
hay un atisbo de vida. |
podía parecer más sutil e
inaccesible |
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en el espectáculo, puede ser tan
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Amo el teatro, porque amo las
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sensiblemente recibido, como
para |
emociones; y porque sé que las
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devolverme mucho más de lo que
yo |
emociones son los grandes
mentores |
he puesto. |
de nuestra vida, y a ellas
obedecemos |
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sin saberlo. |
Y el teatro me ha enseñado, que
si se |
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siente afecto y ternura por el
material |
En mi caso pEntertainmenticular, el tiempo
y la |
con que se trabaja -y el
material con |
obstinación hicieron que
aprendiera |
que trabajamos los actores, son
los |
a vivir con cierta facilidad la
vida de |
sentimientos humanos- ese afecto
y |
mi personaje, y con mucha
dificultad |
esa ternura, siempre se
traslucirán. |
la mía propia. |
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Tal vez sea ese el misterio que
hace |
Y así voy andando, sigo andando.
|
que en cada función nuestras
manos |
¿Hacia dónde? Hacia todas las
manos |
se encuentren. |
que intuyo tendidas. |
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Ángel Pavlovsky |